Ruta al Puigmal desde el Santuario de Núria
Para llegar al valle cogimos el tren (Renfe) en Barcelona-Plaza Cataluña hasta Ribes de Freser. El trayecto dura aproximadamente casi 2 h y 30 min. Una vez allí se sube al Valle de Núria con un tren cremallera. Desde el santuario, empieza un camino bien marcado en dirección oeste. Travesamos el puente del torrent de Finestrelles y pronto nos encontramos con un indicador "Puigmal-Finestrelles". Al cabo de pocos metros hay otra indicación. Debemos coger el sendero de la izquierda y seguir las marcas azules.
Retomamos nuestra excursión siguiendo un camino bien marcado. Al cabo de un rato la vegetación comienza a escasear y nos encontramos con la base de la montaña. El sendero nos llevará hasta la cima del Puigmal. A medida que ascendemos el camino se vuelve más rocoso con una pendiente cada vez más pronunciada. La parte más dura de la ascensión se encuentra entre los 2.700 - 2.900 metros; es una tartera con una pendiente aproximada de 25º.
Regresamos por otro camino. Nuestra intención era llegar a otras cimas de la zona: el Puigmal petit de Segre (2.812 m), el Puigmal de Segre (2.848 m) y el Coll de Finestrelles. Salimos del Puigmal siugiendo la arista que va marcando la montaña. A la derecha queda España y a la izquierda Francia.
En el Coll de Finestrelles encontramos el camino de descenso a Núria. En un primer momento la bajada es bastante suave pero a medida que avanzamos el pendiente se va pronunciando.
Los animales más característicos de la zona son las marmotas y los rebecos. Durante el trayecto de descenso vimos muchas madrigueras de marmotas y tuvimos la suerte de ver de muy cerca varios ejemplares. Cuando faltaba poco para terminar el descenso se cruzo por nuestro camino un rebeco que no se extrañó de nuestra presencia. Cuando regresamos a Barcelona nos pilló una gran tormenta de lluvia y granizo que dejó la carretera completamente blanca.
Los animales más característicos de la zona son las marmotas y los rebecos. Durante el trayecto de descenso vimos muchas madrigueras de marmotas y tuvimos la suerte de ver de muy cerca varios ejemplares. Cuando faltaba poco para terminar el descenso se cruzo por nuestro camino un rebeco que no se extrañó de nuestra presencia. Cuando regresamos a Barcelona nos pilló una gran tormenta de lluvia y granizo que dejó la carretera completamente blanca.
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