Ruta urbana en Montjuïc: Jardines de Miramar, la primera salida post COVID-19


Después del confinamiento por el COVID-19, volver a caminar por la ciudad se convirtió en todo un regalo. Para nuestra primera salida familiar, teníamos claro que queríamos respirar aire fresco y alejarnos del centro sin salir de Barcelona. Así fue como redescubrimos uno de los rincones más encantadores de la montaña de Montjuïc: los Jardines de Miramar.

Situados en una explanada con vistas al puerto, estos jardines combinan historia, arte y paisajismo en un entorno ideal para un paseo tranquilo. Si buscas una ruta fácil, accesible y con panorámicas espectaculares, esta es una opción perfecta para disfrutar en familia, pareja o en solitario.

Subida a los Jardines de Miramar desde el centro de Barcelona

Nuestra ruta comienza en la avenida del Paral·lel, una buena opción si llegas en metro o caminando desde el centro. Desde aquí, puedes subir por las Escaleras Forestier o seguir alguno de los senderos peatonales que serpentean por la ladera de Montjuïc.

La caminata, de poco desnivel y muy agradable, nos lleva a la Plaça de l'Armada, donde se encuentran los Jardines de Miramar. Este mirador natural, ubicado a 60 metros de altitud, ofrece vistas espectaculares del puerto de Barcelona y de la línea de costa.

Es un paseo corto, ideal para familias con niños, personas mayores o para quienes quieran combinar una pequeña caminata con un rato de descanso y contemplación.

Un jardín con historia, esculturas y encanto mediterráneo

Los Jardines de Miramar fueron creados con motivo de la Exposición Internacional de 1929, que transformó toda la montaña de Montjuïc en un escaparate de arquitectura, paisajismo y diseño urbano.

El jardín está compuesto por parterres de flores, setos bajos que dibujan formas geométricas y árboles de distintas especies que aportan sombra y frescor. En el centro se encuentra una fuente ornamental, rodeada de bancos y caminos de paseo que invitan a parar y disfrutar del entorno.

El espacio se enriquece aún más con la presencia de tres esculturas de figuras femeninas que aportan un toque artístico y evocador:

  • Fertilidad y Serenidad, del escultor Josep Clarà

  • La vendimiadora, obra de Pablo Gargallo

Estas esculturas, integradas entre la vegetación y los parterres, dan al jardín un aire clásico, íntimo y elegante.

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