Ruta por la Serra de Galliners: ascendiendo al Turó de Mataric y al Turó de Can Camps | Sant Cugat del Vallès

Entre bosques mediterráneos, antiguos torrentes y suaves colinas, esta ruta circular de 3,68 km y 96 metros de desnivel nos lleva a descubrir el encanto natural de la Serra de Galliners, un espacio forestal situado entre Sant Cugat del Vallès, Terrassa y Sant Quirze del Vallès.

Durante el recorrido, disfrutaremos del entorno del Turó de Mataric y el Turó de Can Camps, dos modestas cimas con historia y magníficas vistas del Vallès, además de conocer una de las joyas botánicas de la zona: el madroño (Arbutus unedo), con sus características cerezas que llenan de color el paisaje otoñal.
Nota. Esta ruta está descrita según nuestra propia experiencia. La dificultad indicada es orientativa y puede variar según el estado físico, la experiencia en montaña y las condiciones personales de cada senderista. Ten en cuenta que el recorrido puede sufrir cambios según la época del año y las condiciones meteorológicas del momento.
Ruta y Video
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Mapa de la ruta
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Vídeo de la ruta


Inicio de la ruta: Vallsolana y el Torrent dels Ferrussons

La excursión comienza en el Vallsolana Garden Business Park, en Sant Cugat del Vallès, muy cerca de Bellaterra y del núcleo empresarial de Can Sant Joan. Se puede aparcar fácilmente a lo largo del Camí de Can Camps, junto a las zonas ajardinadas que bordean el parque empresarial.

Desde allí, tomamos un pequeño sendero a la derecha que desciende hacia el Torrent dels Ferrussons, un curso de agua que nace bajo el Turó de Can Camps, en Cerdanyola del Vallès, y atraviesa el término de Sant Cugat hasta desembocar en la Riera de Volpelleres. El entorno conserva una notable vegetación. Este torrente constituye además un corredor biológico de gran importancia entre Cerdanyola, Sant Cugat y El Papiol, formando parte del eje natural que conecta los ríos Besòs y Llobregat.

Vallsolana Garden Business Park

Sendero de bajada al Torrent dels Ferrussons

Ascenso al Turó de Mataric

El sendero avanza paralelo al torrente, atravesando un bosque frondoso donde en algunos puntos hay que agacharse o bordear árboles caídos, lo que añade un toque de aventura. El camino va ganando altura poco a poco hasta enlazar con un cortafuegos que conecta con la pista que sube directamente al Turó de Mataric.

Nosotros optamos por tomar un desvío a la izquierda que da una vuelta por el bosque antes de volver a unirse a la pista, unos metros antes de alcanzar la cima. El Turó de Mataric (287 m) cuenta con una mesa de orientación y ofrece bonitas vistas sobre la llanura del Vallès. Allí hicimos una pausa para desayunar y disfrutar del entorno.

 Turó de Mataric (287 m) 


Camino hacia el Turó de Can Camps y regreso

Después del descanso, seguimos por la pista hacia la izquierda para dirigirnos al cercano Turó de Can Camps (287,7 m). Para llegar, dejamos la pista principal por un sendero a la izquierda que asciende suavemente entre pinos. El Turó de Can Camps alberga un vértice geodésico y tiene una curiosa historia: durante la Guerra Civil, el gran pino que coronaba su cima servía de referencia a los aviones franquistas en los bombardeos de Sabadell y Terrassa. Actualmente, sin embargo, el cerro no ofrece ninguna vista a causa de la vegetación.

Desde el turó iniciamos el descenso hacia el punto de partida, tomando un sendero que baja paralelo al Torrent de Can Camps hacia el Vallsolana Garden Business Park. Finalmente cruzamos un pequeño puente sobre el torrente y llegamos de nuevo a la rotonda de acceso al Vallsolana, cerrando así una ruta circular corta, sencilla y muy agradable.

Turó de Can Camps (287,7 m)


Los madroños de la Serra de Galliners 🍒

Durante la ruta por los bosques de la Serra de Galliners, los madroños (Arbutus unedo) se convirtieron en los auténticos protagonistas del paisaje otoñal. En esta época del año, sus ramas se llenan de frutos rojos y anaranjados, conocidos como cireretes de pastor o madroños, que maduran al mismo tiempo que el árbol florece, ofreciendo un contraste de colores realmente llamativo.

Estos arbustos mediterráneos, muy comunes en los encinares y pinares de la zona, aportan un encanto especial al recorrido, especialmente cuando la luz del sol se filtra entre las hojas y resalta los tonos cálidos del bosque. Caminar entre madroños en fruto es una experiencia que combina senderismo, naturaleza y los colores del otoño, un recordatorio de la riqueza vegetal que aún conserva la Serra de Galliners.

Níscalo o rovellón

Fruto del madroño 

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