Hljóðaklettar, las misteriosas Rocas del Eco en el corazón del Parque Nacional Jökulsárgljúfur | Islandia


En el norte de Islandia, dentro del Parque Nacional Jökulsárgljúfur, se encuentra uno de los rincones más sorprendentes y menos conocidos del país: Hljóðaklettar, cuyo nombre significa Rocas del Eco o Acantilados del Susurro. Este enclave se sitúa en el valle de Vesturdalur, en pleno cañón de Jökulsárgljúfur, a poca distancia de otras joyas naturales como Ásbyrgi o las imponentes cascadas Dettifoss y Selfoss.

Un espectáculo geológico único

Lo que hace especial a Hljóðaklettar son sus formaciones basálticas. Aunque en Islandia hay muchas columnas de basalto, aquí el basalto se ha solidificado siguiendo patrones muy poco comunes: remolinos, espirales, rosetas y panales de abeja que parecen esculpidos a mano. Este fenómeno se debe a la forma en la que el magma se enfrió dentro de un antiguo conducto volcánico hace entre 8.000 y 9.000 años.

El río Jökulsá á Fjöllum, con sus históricas e intensas inundaciones glaciares, erosionó los conos y cráteres que cubrían estas estructuras, dejando al descubierto el impresionante “esqueleto” de roca que vemos hoy.

El eco que da nombre al lugar

El nombre de Hljóðaklettar no es casual. La disposición de las rocas y cuevas crea un efecto acústico único: el sonido del viento y el rumor del río rebotan en las paredes rocosas, generando un eco profundo que envuelve al visitante en una atmósfera mágica y misteriosa.

Entre las formaciones más conocidas destacan:

  • Kirkjan (la Iglesia), una cueva con forma arqueada que recuerda a la entrada de una catedral y que posee una acústica sorprendente.

  • Tröllkarlinn (el Troll gigante), una gran estructura rocosa que, con un poco de imaginación, parece una figura mitológica.

  • Karl og Kerling (el viejo y la vieja), dos columnas que se alzan una junto a la otra, envueltas en leyendas locales.

Nuestra experiencia en Hljóðaklettar

Visitamos Hljóðaklettar durante una excursión que iniciamos en el Gljúfrastofa - Ásbyrgi Visitor Centre, con el objetivo de acampar en Vesturdalur. El acceso es sencillo: desde el aparcamiento parten varios senderos bien señalizados.

Optamos por recorrer la ruta circular que nos permitió explorar tanto las formaciones más famosas como otras menos conocidas pero igualmente impresionantes. Caminar entre estos colosos de basalto es como adentrarse en un laberinto natural. Cada curva del sendero revela nuevas figuras, ángulos sorprendentes y juegos de luces y sombras que cambian a cada momento.





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